Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comDetrás de los goles de Lewandowski, el Bayern Münich de estos días ha llegado al clímax de la eficiencia táctica: el equipo de Guardiola juega sin zagueros centrales y, de acuerdo con muchos análisis, sin sistema de juego fijo. ¿Es así o más bien ‘Pep’ ha logrado volver la táctica enteramente funcional a las capacidades individuales?

Ha empezado una nueva temporada del Bayern Münich al mando de Josep Guardiola, quizá uno de los entrenadores más revolucionarios en la historia del fútbol, y cada nuevo partido es una experiencia distinta para el espectador que busca entender el sistema preferido del entrenador de Santpedor.

¿Y cuál es este sistema? ¿4-1-2-3? ¿4-2-3-1? O mejor vale preguntarse: ¿realmente existe un sistema preestablecido por el entrenador catalán en el Bayern de hoy? Según lo visto en la práctica, la respuesta es no. ¿Y por qué no? Pues porque la tarea que se propone Guardiola es buscar una adaptabilidad de sus distintos jugadores en los distintos sectores del campo de juego para que el rival no tenga una referencia fijo. De ese modo, se evita que el juego de posición sea tan previsible como podría llegar a serlo si no se ejecuta de la manera correcta.

Anarquía táctica

En los pocos partidos que han se han disputado en la temporada hasta la fecha, Guardiola ha mostrado una versatilidad tremenda y aun mayor que de la de años anteriores para ubicar a sus jugadores en el terreno de juego, siempre en función de las necesidades que debe abarcar para encontrar los puntos débiles del equipo contrario.

Por la fecha 3 de la Bundesliga, Bayern, sin zagueros centrales, goleó 3-0 a Leverkusen. (Foto: AP) 

Para dar un ejemplo, vale remitirse al Bayern Münich - Bayer Leverkusen disputado el 29 de agosto, en el que los locales se pararon sin zagueros centrales nominales. No era cuestión de aires de superioridad: el rival de los bávaros era un equipo clasificado para la Champions League; un reto nada fácil.

El partido le salió redondo al entrenador catalán, con jugadores que se desempeñaban en posiciones distintas según las circunstancias del partido. Xabi Alonso se incrustaba entre los centrales al defender para armar una línea de cuatro, y al atacar el mediocentro por detrás de Vidal, el español era quien retrocedía para ocupar la posición del centrocampista español y era cubierto, en la posición de interior, por Thomas Müller. Así se desarrolló un partido que tuvo como ganador al equipo de ‘Pep’ por 3-0, con muy pocas chances creadas por parte del equipo rival: la función salió a la perfección.

La importancia del jugador

Guardiola sabe que el éxito de sus conjuntos reside únicamente en las destrezas de sus jugadores para captar las ideas que busca implementar. Hoy, su Bayern cuenta con hombres de primer nivel que, además, saben adaptarse de la mejor manera a la posición que necesite cubrir su entrenador en una circunstancia específica.

Alaba ha tenido que experimentar posiciones nuevas con Guardiola. (Foto: AFP) 

David Alaba, quien es volante de ataque con la selección de Austria, ha empezado la temporada como defensor central para -en el último partido frente al Wolfsburgo- reconvertirse en lateral izquierdo y generar la profundidad que necesitaba el equipo en aquel momento. Xabi Alonso también ha sido utilizado como defensa central para redistribuir el balón con mejores espacios y potenciar sus virtudes sin una presión asfixiante del cuadro contrario. La movilidad de Thomas Müller para estar siempre en el lugar correcto y ser siempre una opción de pase para sus compañeros generando la superioridad que se busca en el juego de posición. Robert Lewandowski y sus constantes movimientos para salir del área y entrar cuando la jugada se lo pide o Philip Lahm, el tan conocido lateral derecho alemán, quien con Guardiola ha encontrado muchas comodidades para funcionar en el medio del campo.

Los ejemplos son varios en el equipo de Múnich, y no queda duda de que para lograr lo que se ve en la cancha, el mayor mérito de Guardiola es guardar un estricto conocimiento de las virtudes particulares y menos evidentes de sus jugadores para así optimizar sus cualidades.

La ideología alemana

Si se buscan referencias sobre lo que pasa hoy en Baviera, vale recordar a distintos equipos que han marcado épocas rompiendo paradigmas en distintas décadas de la historia del fútbol, que ya han sido repasados por esta sección y especialmente en uno de los artículos principales de Negocios & Fútbol, publicación desarrollada en conjunto por Semana Económica y DeChalaca.

El 'Wunderteam' fue la primera muestra de un estilo ofensivo. (Foto: FIFA) 

En primer lugar, se cuenta a la selección austriaca de Hugo Meisl allá por los años treinta, cuyo apodo -por el gran fútbol que desplegaba- era el de ‘Wunderteam’. El equipo de los cafés vieneses buscaba continuar con la ideología escocesa del fútbol a ras de piso que fue llevada a la Europa Continental por Jimmy Hogan, amigo del mencionado entrenador. Sobre la base del 2-3-5 que se utilizaba en aquella época, el ‘Wunderteam’ vapuleaba a sus rivales con un cierto dinamismo fuera de lo común durante esos años

Unos años más adelante, se encuentra a la selección húngara de Gustav Sebes. Comandada por jugadores de la talla de Ferenc Puskas o Sandor Kocsis, logró enamorar al mundo del fútbol en los años cincuenta. Con una versatilidad constante de sus jugadores -que llevó al equipo a crear el hoy tan de moda ‘falso 9’-, los magiares sorprendieron al mundo sin poder completar la hazaña al perder la final de la Copa del Mundo en 1954

Luego cabe mencionar la mayor influencia en el trabajo de Guardiola, que sin duda ha venido dada por la escuela holandesa. La ‘Oranje’ vio iniciarse su época dorada en el fútbol gracias al trabajo de Rinus Michels, entrenador con una visión especial para romper los esquemas y establecer ese juego de posición que tan bien conocemos el día de hoy. Michels estigmatizó al 4-3-3 como esquema fundamental en sus equipos ya que permitía una circulación más rápida de pelota y logró que sus equipos jugaran con la trampa del offside, algo que es muy frecuente en el Bayern Münich.

La selección holandesa de Rinus Michels formó parte de la evolución del fútbol. (Foto: AFP) 

Como ya planteó DeChalaca en los textos citados, las tres selecciones mencionadas revolucionaron el fútbol en eras de veinte años: 1934, 1954 y 1974. En 1994 hubo otro cambio basado en reinvenciones: Brasil, con una estrategia más defensiva que la que dictaban sus cánones históricos, logró el título mundial luego de veinticuatro años. Y veinte años después, en 2014 Alemania siguió el rumbo inverso: se reinventó desde el fútbol rígido hacia una versión más dinámica e intensa. Sin duda, no fue un proceso de un día: lo inició Jürgen Klinsmann cuando en 2004 tomó al equipo teutón y decidió instaurar un juego de elaboración que fue optimizado al máximo por su sucesor Joachim Low

La mimetización virtuosa

En esa búsqueda por tener una idea de juego consecuente con su selección nacional, el equipo emblema del fútbol germano, FC Bayern, tuvo la idea de hacerse con los servicios de quien había revolucionado el fútbol durante su estadía en Barcelona y así establecer una red de causa y efecto para no estancar los éxitos y llevar el trabajo al largo plazo.

Ya pasaron tres años desde que Pep se puso el buzo rojo de Baviera por primera vez. Y a pesar de las críticas por las decepciones en las dos semifinales de Champions, el fútbol alemán está encontrando el camino que llegó a imaginar Klinsmann once años atrás: uno en el que pesa más el conjunto que las individualidades y en el que aquel no es esclavo de los sistemas, sino que los vuelve tan funcionales a sus capacidades particulares al punto de que pareciera que juega sin ellos.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AFP, FIFA, AP


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