Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPasan los años y el fútbol peruano se ve preso de una dramática incapacidad para organizar en la fecha establecida un partido de alta convocatoria. La adicción social a la cultura del trámite explica mucho de por qué el clásico se juega el domingo y no el sábado como estaba inicialmente previsto.

Esta semana, la profunda y atinada pluma de Ezequiel Fernández Moores publicó un artículo en Cancha Llena de La Nación titulado con uno de los clichés más convencionales para definir al fútbol: El reflejo de la sociedad. Su texto fluye alrededor de la historia de General Lamadrid, club argentino de Primera C que es el único en su país y posiblemente en el mundo -aunque la Copa Perú siempre se reserve el derecho de postularse con una alternativa al respecto a futuro- en tener su estadio junto a una cárcel, la de Villa Devoto.

De manera deliciosa, la historia que narra Fernández Moores muestra, a partir de ejemplos concretos alrededor de Lamadrid y sus hinchas, cómo una pasión tan enorme como la que el fútbol despierta en los argentinos es presa de la violencia que subyace en su propia sociedad. Partiendo de esa figura, y atendiendo a que en el Perú el fútbol es también una pasión pero muy por encima de eso un espectáculo, podría concluirse que para ilustrar lo que tiene preso a este juego en el país no está en la cancha, sino afuera de ella. En la larga cola que se hace ni siquiera para entrar al estadio, sino para llegar a comprar una entrada.

La cultura de la ineficiencia

La odisea que implica conseguir una entrada en el Perú (Foto: Andina)

Comprar una entrada en el Perú es equivalente a hacer un trámite: aparecen los acomodadores, los que venden cola y quienes quieren vendértela un poco más caro a fin de que no pierdas el tiempo que te demanda llegar a la boletería. Mientras, un polícía gordito da vueltas leyendo un periódico con crucigrama a medio llenar y calata impecable. Pueden pasar dos, tres, cuatro, cinco horas de ritual en las que terminas haciéndote amigo del que está adelante, del que está atrás, del que faltó a su chamba por hacer la cola y del que en estos tiempos post crecimiento económico no tiene chamba y freelancea feliz y por tanto es encargado por los amigos de ir a perde el tiempo en ese lugar.

La escena es clonable a otros ámbitos de la sociedad: afuera de un concierto ocurre algo parecido, afuera de una discoteca también aunque con mejor panorama -y VIP en vez de policías fofos- y sobre todo, si se quiere iniciar un trámite en una institución pública, aun cuando los últimos años también hayan traído consigo intentos de medidas de diversas instituciones por volver eficientes algunos procesos. Por ejemplo, hoy hacer uno en Sunat, aun cuando pueda exigir una cola previa, es bastante directo y ordenado.

¿Tan difícil es organizar un clásico en el país? (Foto: Andina)

La Sunat se intervino en 1992. El fútbol peruano se intervino en 2012, cuando el Indecopi inició el proceso concursal contra los clubes quebrados. Si la reforma agraria se dio en 1968 y el fútbol peruano colapsó del todo a partir de 1988 con los torneos regionales, ¿entonces en 2032 se podrá clasificar a un Mundial, o al menos no hacer colas largas para entrar a los estadios? No pidamos ni tanto ni tan poco: seamos más realistas y pensemos que, para entonces, un clásico podrá jugarse en la fecha fijada sin que existan los clichés que hoy lo definen. A saber: el artículo infinitesimal de las bases, Defensa Civil tarea de todos, el Mininter, el estadio alquilado a algún artista top si no lo tomó primero un evento evangélico y ahora la Onagi, que solo hace su trabajo -como estrictamente le corresponde- y además, en aras de la modernidad, emite comunicados con avatares que incluyen los escudos de los equipos protagonistas de la telenovela.

¿Qué puede salir, pues, de la mimetización entre la sociedad del like y la que hace de la tramitología un modus vivendi? Cosas como que para los medios de comunicación sea una gran noticia publicable, de esas que "jalan", que una barra amenace a un administrador temporal de manera abierta. Es que no pe, es que el deber del periodista es informar y punto pe. Ya si está bien o está mal será problema de ellos pe, que más da que yo dé mi opinión sobre eso pe, para eso son personas públicas pe, por eso ganan tanto pe. Ya estarán acostumbrados pe (pe = pues = país del punto.pe).

Insumo - producto

Mientras Holanda goleaba a España, San Simón se enfrentaba a Comercio por el Apertura 2014 (Foto: diario Prensa Regional)

El año pasado, la dirigencia del fútbol volvió a cometer la barbaridad de jugar el torneo local a la par del Mundial, muchas veces con horarios coincidentes. En los noventa, cuando Lucho Puiggrós postulaba que había que ver más fútbol internacional para compararlo con lo que se jugaba acá y darnos cuenta de que estábamos a años luz del ritmo que se seguía afuera, los diarios de cincuenta lo ironizaban con rótulos como alineado o europeizante. Hoy, cultura global dixit, esos mismos diarios publican tres o cuatro de sus siete portadas semanales sobre la base de lo que el Barcelona o el Real Madrid producen.

Está claro que el fútbol doméstico, ya -felizmente, gracias a que debido a eso es sustentable- convertido en un producto televisivo, no puede competir con el internacional. El año pasado, Universitario le ganó a Alianza con gol de Ruidíaz seis días luego de la final de Brasil 2014, y en las tribunas hubo poco más de diez mil personas. No es casual, sino producto de un efecto comparativo inevitable para la gente.

Seis días después del Alemania - Argentina, la 'U' se impuso a Alianza. Diez mil espectadores en el Nacional (Foto: Ovación digital)

Por ende, este 2015 se tomaron las precauciones para que el Descentralizado no coincidiera con la Copa América y, cuando se detectó que por fixture el clásico estaba calendarizado justo después del final del torneo continental, con muy buen criterio se adelantaron las fechas para hacer que se jugara antes del receso. Cosa que viene muy bien ahora que el rendmiento de ambos compadres es poco menos que desastroso y solo la salvaguarda de su rivalidad histórica puede dar vida a un partido presumiblemente muy discreto.

Pero eso no contó con que en el Perú, como se explicó antes, el trámite es un estilo de vida. Y que mientras sus réditos económicos no necesariamente sean mayores, sino apenas estén mejor organizados entre sí que las pérdidas en términos de eficiencia social que una postergación de ese tipo genera, van a ganar el partido en una sociedad en la que para estar tranquilos antes que felices, alguien tiene siempre que joder. Como al final se juega 24 horas luego de lo establecido, no importa, dará lo mismo hasta la siguiente postergación.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Andina, Ovación digital, diario Prensa Regional


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