Composición fotográfica: José Salcedo / DeChalaca.comSe ha dado una división generacional en el fútbol peruano que no pasa por edades o nacionalidades, sino por estilos para dirigir y armar equipos. Seis técnicos retratan estas diferencias.

“La función que tenemos es tratar de que un equipo tenga forma, tenga estilo, responda a jugar de una manera determinada. Entendemos el estilo como el modo, la manera o la forma elegida para resolver las situaciones que se presentan en un partido de fútbol. Se trata simplemente de elegir determinadas herramientas que constituyen una forma de jugar. No hay demasiados, pero sí hay varios estilos de jugar al fútbol. El estilo está emparentado con la forma de ser del que transmite. El que transmite cree en el estilo que está comunicando, porque sino inmediatamente es descubierto por el futbolista. El futbolista para aceptar a un entrenador tiene que creer que lo está convenciendo respecto de un camino en el cual el entrenador cree”. Marcelo Bielsa. 

Rebeldes con causa

Hay colectivos que demuestran estar más entonados que otros en el Torneo del Inca. Dejando a un lado los resultados que pueden o no acompañarlos por la distribución de cada uno en sus grupos, sus distintos contextos y porque en un torneo corto lo impredecible del fútbol se vuelve más influyente, equipos como San Martín, Cristal y Melgar han adelantado al resto en la interiorización de un estilo.

Daniel Ahmed y Juan Reynoso, para quien escribe los dos mejores técnicos del Descentralizado 2014, demuestran versatilidad dentro de su estilo. Administran y desarrollan con precisión los talentos de sus jugadores. En Cristal, el ejemplo es Josepmir Ballón. Puede jugar como defensor, volante ancla, interior o libre, pero la idea no la pierde: velocidad y lectura para recuperar y generar. Por el Melgar de Reynoso, si Nelinho Quina fue el jugador símbolo de su edición 2014; este año lo es Omar Fernández. El colombiano con la misma velocidad y atención para atacar espacios que Quina, cuenta con mayor intuición ofensiva y mejor lectura. Plasma a Melgar en su juego asociativo y generoso.

Omar Fernández es uno de los altos valores en el esquema empleado por Juan Reynoso en Melgar (Foto: prensa FBC Melgar)

Párrafo aparte para el San Martín de Cristian Díaz que en tres meses dio forma a un estilo y lo hizo fluir de manera sorprendente. El juego posicional y la comprensión del bloque son dos conceptos que San Martín maneja muy bien con regularidad. ¿Cuál es la clave para conseguir tanto en tan poco tiempo?

“Al final nos queda la idea. En el proceso siempre hay muchas dudas. Lo único que vale la pena es la convicción de tener una idea de dónde agarrarte. En los momentos malos tener de dónde agarrarte y decir “eso es en lo que realmente creo”. Los jugadores que  he dirigido no son tontos. Si te ven dudar lo pillan al instante... Cuando les hables es porque lo tienes claro. Esta es la manera de cualquier cosa, no solo táctica”. Pep Guardiola.

Similitudes de las tres propuestas:


-    Dinámica posicional: comprenden el juego como un constante movimiento en el que incluso el desorden se organiza. No hay posiciones estacionadas.

-    Transiciones rápidas: el salto de la recuperación a la generación se hace en pocos pases cortos o largos con salida veloz del bloque.

-    Extremos libres: en 3-4-3, 4-2-3-1, 4-3-3 e incluso 4-trapecio-2, Cristal, San Martín y Melgar ocupan todo el ancho en ataque con dos extremos que pueden ser sus volantes, laterales o delanteros.

-    Presión y achique: apuran la salida rival con marcas escalonadas y pequeños bloques por zona.

-     Rotación defensiva: constante atención para hacer sombra al rival, relevar al compañero o atacar espacio y mantener la superioridad en defensa.

La influencia del jugador

Los futbolistas pueden elaborar propuestas, no estilos. Si se juntan a cinco volantes que gustan asociarse y elaborar mucho para generar, el equipo va a andar bajo ese perfil. Si, por el contrario, se junta a cinco volantes de un juego más vertical y de fuerza, el equipo cambiará. El estilo entonces depende del jugador. Un día es azul, otro rojo y luego puede ser blanco. No hay una guía.

Le pasa a Alianza Lima desde el 2014. Al juego poco asociativo, directo y de balones divididos de aquel primer semestre, se le añadió Christian Cueva, que le inyectó una dosis de paredes y desmarque para mejorar el juego en espacios cortos. Este 2015, se le suman Landauri y Costa con distintos delanteros como Deza, Noronha y Preciado. El juego cambia porque los jugadores cambian.

Christian Cueva, con su habilidad, permite toda una mejora en el juego de Alianza Lima, cuando se trata de espacios cortos (Foto: Andina)

En Vallejo pasa algo parecido. Si están Cruzado y Millán, se buscan por inercia. A partir del juego de ellos puede aparecer Daniel Chávez con diagonales o Ronald Quinteros rompiendo líneas. Cuando no aparecen Cruzado y Millán, el patrón de juego es otro o desaparece. Entonces algún detalle del buen plantel de Vallejo puede salvarlo: un cabezazo de Luis Felipe Cardoza o Mauricio Montes.

Por último, lo de Aurich es más destacado. Ser un equipo con elaboración y prolijidad depende de Óscar Vílchez, en Chiclayo, Buenos Aires o donde sea. Uno con amplitud depende de Céspedes y Cuba. Uno con juego interior depende de Tejada y Pacheco. Los jugadores no se potencian y la idea aparece solo cuando las individualidades destacan.

Franco Navarro y Guillermo Sanguinetti elaboran sus propuestas de acuerdo a la disponibilidad de sus jugadores. El soporte detrás de ellos es su propio talento e intuición para resolver el juego. Asocian características parecidas para tener una buena armonía. A ellos se les suma Roberto Mosquera, quien ha ido a un extremo y ha perdido el sentido de la proporción con el don de la desubicación, pero cree en el futbolista para darle vida al colectivo, no al revés.

Similitudes de las tres propuestas:

- Asocian jugadores de acuerdo a lo que se quiere: una volante mixta tiene a Vílchez y Rojas, Albarracín y     Míguez, Morales y Quinteros.

- Cambian a partir de la disponibilidad de sus jugadores.

- Mantienen con regularidad un sistema de juego. Cambian más los nombres que el orden de estos en el campo.

Donald Millán se presta al cambio de ritmo que puede generar Vallejo en el campo de juego (Foto: diario La Industria de Trujillo)

Romper esquemas

El jugador peruano sí puede desempeñarse en un ritmo competitivo respetando su estilo. Añadir conceptos y desaparecer complejos. Potenciar al jugador a partir de un colectivo con variedad de herramientas no solo depende de la continuidad del trabajo, también de la voluntad de quien los dirige. No se puede convencer sin estar convencido. Lo que ha conseguido Cristian Díaz en poco tiempo acaba con las excusas de tiempo y material para moldear una idea de juego y que los jugadores la entiendan. Luego, Ahmed terminó con otra excusa: la de no competir por el hecho de pertenecer al fútbol peruano y que la idea de juego no tiene por qué negociarse si el equipo es inferior o superior. Finalmente, Reynoso da garantía de que con tiempo se construye mejor una identidad para que perdure y que el fútbol local no tiene por qué correrle a nuevas ideas.

Composición fotográfica: José Salcedo / DeChalaca.com 

Fotos: prensa FBC Melgar, Andina, diario La Industria de Trujillo


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