Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa Sub-20 de Perú quedó a un tris de la eliminación en el Sudamericano de la categoría tras su derrota ante Colombia. Lejos de juzgar al técnico y a los jugadores por la mala presentación, la blanquirroja juvenil volvió a evidenciar las taras con las que crecen en su etapa formativa.

Cuando se quiere (y no se puede) salir de pie

Perú salió ordenado, alejó a Colombia del área propia y atacó con cautela, entendió la superioridad del rival; en líneas generales, plasmó la propuesta de Víctor Rivera. Tuvo un premio a la paciencia con el golazo de Succar. Y también tuvo un premio a la desconcentración al no cuidar la ventaja como oro y dejarse empatar a los dos minutos. Si bien una serie de atajadas del colombiano Álvaro Montero le impidieron pasar adelante en el marcador a la blanquirroja, volvió a sufrir un eterno golpe psicológico, sobre todo en pelota parada, vía con la llegó el segundo gol cafetero. De ahí ya no se pudo reponer el equipo y lo que se vió en la segunda fracción simplemente fue un monólogo colombiano que, para fortuna nuestra, solo le alcanzó para convertir un gol más.



Criticar por criticar

Seguramente quedará como anécdota, cuando pase algún tiempo, que Perú estuvo en un breve lapso de tiempo en zona de clasificación al Mundial Sub-20: fueron escasos 2 minutos, todo a partir de aquel cabezazo de Succar que seguramente ilusionó a más de uno. Pero luego, como ya se dijo, vino el clásico golpe con la realidad. Y por eso a esta selección Sub-20 no se le puede exigir mucho: deja el alma en el campo de juego, pero carece de cuestiones técnicas básicas, supuestamente desarrolladas en el jugador cuando este aún se encuentra en la niñez. Además, esta categoría cuenta con la "mala suerte" de seguir la posta de los Reyna, los Benavente, los Deza, los Flores, los Hinostroza y los Guarderas, entre otros, por lo que las comparaciones son innecesarias pero se convierten en argumento de los débiles para ningunear al que quieren hacer daño.

Es lo que hay, aunque suene repetitivo

Se hizo evidentes las diferencias entre colombianos y peruanos (Foto: AUF)
Perú clasificó al hexagonal, aseguró su presencia en los Juegos Panamericanos y se topó con realidades futbolísticas muy superiores. Eso se sabía de antemano, por lo que el no querer aceptar las claras diferencias formativas de nuestro fútbol con el resto del continente resulta contradictorio, peor aún si -para variar- se siguen buscando culpables de una eliminación, y los dardos, deporte nacional en nuestro fútbol, empiezan a apuntar de manera malévola al técnico y a algunos jugadores que no son del agrado popular.

Lo concreto es que hay que ir de a pocos, no matar a los muchachos y tener mucha paciencia. En el corto plazo, sí, se tiene que pensar en Brasil y Paraguay, buscar la hazaña o al menos cerrar la participación de manera decorosa. Pero en el largo, que es lo más importante, se debe maximizar el talento que se tiene a disposición y dar seriedad a las divisiones menores, empezando por los clubes que -ojo- se niegan a tomarlas en serio.

Fotos: AUF


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