Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com¿Cuáles fueron las ideas que manejaron los dieciséis equipos del Descentralizado? Aquí una guía de lo que intentaron unos, hicieron otros y no lograron muchos.

Alianza: A lo largo del año la propuesta de Alianza se basó en lo físico y las diferencias individuales en ambas áreas. El trabajo por las bandas fue constante, monótono por momentos y el arma que le dio mejores frutos al cuadro blanquiazul que, sin embargo, encontró en Christian Cueva al punto de partida para matices en su juego ofensivo interior con sorpresa y asociación. El balón parado, además, fue importante en defensa y ataque sobre todo por la legión uruguaya Walter Ibáñez, Pablo Míguez y Mauro Guevgeozián. Alianza, en conclusión, se quedó en un intento de equipo dinámico que sumó mucha agresividad física y reducida inteligencia posicional para desarrollar variantes de juego.

Cristal: Al cuadro celeste le costó desde un inicio capturar la idea de Ahmed. Manejar tres o más sistemas en un partido, ejecutar transiciones a una velocidad complicada para el equipo y sin perder el orden. Retos que sacrificaron resultados, pero conceptos que manejó cada vez mejor. La deuda estuvo en defensa, pues con mayor riesgo los errores individuales duplicaban sus proporciones. No obstante, en materia ofensiva destacó la rotación de los tres atacantes y la cohesión que logró su mediocampo con Cazulo, Calcaterra y Lobatón para sostener su dominio en el juego.

Universitario: Sufrió tantos con cambios como padeció de detalles colectivos. La U de Ángel David Comizzo se fue al tacho a inicio de año y llegó José Guillermo Del Solar con una nueva idea alrededor de tres jugadores: Edison Flores, Christofer Gonzales y Raúl Ruidíaz. Sin ellos la dinámica en ataque desapareció y la posesión fue intrascendente y predecible. Poco pudo hacer Oscar Ibáñez con el intento de liberar a Alexi Gómez de responsabilidades y lanzarlo al ataque. Las llegadas de Alemanno y Ampuero tampoco dieron luces sobre lo que quería el nuevo técnico crema. Todo concluyó en un año perdido de fútbol.

Melgar: Fue quizás el equipo más ricos tácticamente. Manejó el juego entrelíneas en ataque y la defensa escalonada. La innovación fue la función de Nelinho Quina para ser el hombre libre para los apoyos y rupturas del medio hacia la izquierda. Sin embargo, no supo sostener diferencias en el resultado. El retroceso automático de sus líneas le costaron partidos importantes como en el Callao ante San Martín cuando definió un cupo a la final del Torneo del Inca.

Cienciano: La irregularidad hizo que el 'Papá' deje la sensación de un equipo de chispazos, recuerdos de buen juego y algunos buenos resultados. Martín Icart y Gary Correa parecían no tener espacio cuando Bryan Hermoza y Luis Castillo se adueñaron de las bandas, sin embargo, en una estrategia osada, Mario Viera mandó a Correa como nueve. Fueron buenos momentos para Icart. No obstante, cuando ambos conectaron en la volante, Cienciano llegó a ser dominante en casa como antaño. Puso la pelota al césped y le dejó los pelotazos a su paisano celeste. No obstante, la falta de jerarquía en sus recambios y el poco aporte de sus laterales también lo hicieron un equipo fácil de neutralizar.

San Martín: Tuvo la propuesta más atractiva del Torneo del Inca que se tumbó por trendimientos individuales flojos y pocas alternativas de recambio. Destacó sobremanera el trivote conformado por Ballón, Ubierna e Hinostroza que sostuvieron las diferencias marcadas en ataque por Montaño, Silva y Perea. Un cuadro con bastante juego interior y elaboración, carente de amplitud y con una defensa muy baja para compensar la falta de presión. Tuvo a dos hombres libres en el medio. Montaño se movió por todo el frente de ataque en espacios cortos, mientras que Ballón apareció en varias ocasiones pisando el área en una faceta poco vista antes.

Unión Comercio: La propuesta más clara de Unión Comercio se dio bajo el mando de Aristizábal. Con poco, el colombiano, le dio regularidad en la alineación y, por ende, confianza a individualidades que crecieron y se complementaron mejor. Pese a ello, fue dependiente en el rendimiento de las muy buenas actuaciones de Bogado, pues como equipo no demostró conceptos ni variantes tácticas que resaltar. En ocasiones, el automatismo de los cambios resultaba raro. El ingreso de Villamarín siempre en los minutos finales y la salida de Velarde. ¿Todos los partidos son iguales? 

Juan Aurich: El reto de Mosquera el próximo año será que su equipo deje de depender de Óscar Vílchez para mantener equilibrio en su propuesta. La importancia de 'Neca' es vital para hacer fluir las transiciones aurichistas y mantener el orden táctico. Al lado de él creció Alfredo Rojas y el mismo Junior Viza que pudo soltarse metros más adelante y despreocuparse de la organización en primera línea. En suma, el 'Ciclón' fue un equipo con elementos de precisión, mucha rotación en ataque e ideas innovadoras como la de Rodrigo Cuba en la línea de ataque y Junior Viza desde la zona de contención. Dos detalles que aún faltan ajustar.

Vallejo: El cuadro poeta se apoyó en el juego interior de sus volantes y la constante participación de sus dos delanteros, Pando y Tejada, en el juego. Fue una idea de juego que partía la cancha para Donald Millán y Willian Chiroque, ambos de características distintas para hacer un equipo muy rico en variantes ofensivas si sumamos a Ronald Quinteros en primera línea con más sorpresa que organización de juego. En el tramo final supo demostrar pasajes de presión alta con Morales destacando en esa tarea. La deuda trujillana es la falta de regularidad de su propuesta dentro del partido y los flojos movimientos para neutralizar ataques rivales cuando toman frente a frente la línea defensiva.

UTC: Fue uno más de los equipos que tuvo un trapecio de buen pie, pero no encontró amplitud ni un tándem por banda que le de profundidad. Además, en defensa cayó constantemente en desorden por lo mal proporcionado que estaba en el campo. Sacar a UTC de sus esquema en defensa era tarea fácil en Cajamarca. En cambio, de visita ante algunos rivales las deficiencias se escondían al tirarse metros más atrás aunque renunció a su mejor juego: la posesión.

Real Garcilaso: Durante 2012 y 2013, Fredy García dejó claro las intenciones de su equipo. El juego aéreo, los dos nueves y una fuerza por bandas que permita la constancia de los centros, tres conceptos que lo llevaron a dos finales. Pocos matices para tanto tiempo de trabajo, pero tres detalles bien interiorizados en su plantel que se perdieron en 2014. Apareció, entonces, 'Puchito' Flores en compañía de Alfredo Ramúa para fugar algunas ideas del restringido libreto cusqueño.

Sport Huancayo: Junto a San Simón luchan por el trofeo al caótico del torneo. Se observaron planteos tácticos rarísimos como en Cajamarca cuando al mando del Daniel Córdoba terminó con un solo hombre ocupando todo el medio campo. Por los futbolistas que tuvo el contraataque se le acomodó mejor. Ahí resaltaron Ángelo Cruzado y Daniel Morales, aunque como bomberos más que elementos de apoyo o sorpresa para el colectivo.

León: Sin Manicero era un equipo predecible, esperanzado en alguna combinación entre Canales e Ísmodes. Poco creativo. Con Manicero se activaron muchas opciones, los movimientos del diez hacia los costados originaron juego asociativo y fijaron defensores para la aparición de Anderson Santamaría. Luego, León, resaltó poco en su elaboración y fue poco agresivo a la hora de recuperar. Santamaría, pese a tener el perfil de volante total, se mantuvo estático y reducía las opciones de pase del resto.

Inti Gas: La llegada de Carlos Leeb supo incentivar al plantel gasífero y encontró actuaciones inesperadas. Amilton Prado se convirtió en un diez encubierto por la banda. Carlos Orejuela se adueñó del área. Carlos Jairsinho Gonzales y Henry Colán recorrieron las bandas para buscar el uno contra uno. Horacio Benincasa y Óscar Guerra hicieron una dupla regular y entregaron goles importantes. Leeb ubicó sus fichas mejor que Chilavert, aunque sin desarrollar mucho lo colectivo.

San Simón: De la cabeza a los pies, San Simón estuvo de inicio a fin sentenciado al desorden. Pese a que Juan Vidales parecía avanzar en su propuesta desde el Torneo del Inca, la paciencia de la dirigencia (¿?) se agotó y llegó Malvestiti que dio un primer paso atrevido en Chiclayo. ¿Pero cómo pedirle juego a un equipo sin gestión ni futuro? San Simón, aún con Amaral, hizo lo imposible por jugar, pero sufrió con esfuerzos individuales del plantel y el entrenador de turno.

Los Caimanes: Bajo el mando de Teddy Cardama empezó con una propuesta bastante conservadora pero regular en la que destacaron Elsar Rodas y Renzo Guevara. No obstante, no pudo conseguir el tridente ofensivo necesario para concretar lo poco que generaba. Edson Aubert no pesó lo suficiente y Luis Ovelar poco claro y flojo en su juego. Roberto Jiménez solo pudo de jugadas fortuitas. Con la llegada del uruguayo Lombardi creció la inventiva, mas la idea era difusa y con el descenso detrás fue complicado consolidar un equipo.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com

 

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