Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comCristal logró el título nacional en un partido en el que siempre ocurrió lo contrario de lo que se suponía, y ratificó así su meritoria capacidad de aprovechar la estructura cortoplacista del torneo local.

ESTRATEGIAS DE CORTO PLAZO. El cuestionable sistema del Descentralizado 2014 advertía, de antemano, que premiaría no necesariamente al equipo más regular del año, sino al que supiera aprovechar mejor las oportunidades de recuperación que por definición ofrecen los torneos cortos. Y ese equipo fue Cristal. Aparentemente deshauciado de la gran pelea hasta agosto, incluso con un tétrico final de Apertura -la derrota en casa ante Huancayo un miércoles por la mañana con Víctor Rossel tomándose los genitales es una postal que resume adónde estaba Cristal a esa altura del año-, el equipo de Daniel Ahmed supo recuperarse y emprender un rush solo comparable con aquel que en el Clausura 1998 emprendió el cuadro bajopontino de la mano de Franco Navarro tras haber estado en los últimos lugares con el colombiano Luis 'Chiqui' García. Si esa vez Cristal hiló nueve triunfos para campeonar el segundo torneo del año, ahora le bastaron ocho y hasta le dieron crédito para una patinada como la ocurrida ante Unión Comercio en el Alberto Gallardo: suficiente para llenar de coraje a un equipo que en las definiciones tuvo la personalidad suficiente para ser integralmente superior a sus rivales, tanto Alianza como Aurich.

MOMENTOS IMPREVISIBLES. En la final de Trujillo sucedió todo aquello que no se esperaba. Cuando Cristal había comenzado el partido dominando y metiendo a Aurich en su campo, la primera escapatoria del 'Ciclón', con Vílchez ganándole la espalda a Yotún, derivó en un córner que Rengifo, cual cazabolas, cobró. Cuando parecía que el primer tiempo se extinguía con el 1-0, una individualidad de Ávila selló el empate; y cuando ese parecía el gran golpe, una individualidad superlativamente mejor, la chalaca de Viza, volvió a modificar los guarismos antes del descanso. Luego, cuando parecía que ni Sheput conseguiría cambiar la historia después de que Delgado le sacara un tiro brillante desde fuera, un pase suyo habilitó a Calcaterra; y cuando Pacheco la tuvo en la última, como en Chiclayo, para liquidar, no pudo hacerlo. Y sobre todo se revisitaron los supuestos en el suplementario: toda la distracción y la desconcentración parecían estar en el arco celeste con el drama de Penny, y acabaron trasladándose a esa contra letal que selló el 3-2. ¿Y quién lo marcó? El más inesperado de todos: Chávez, el chico de perfil bajo que toma combi para ir a entrenar a La Florida y que había sido ese cambio casi de relleno, inadvertido. Un partido, pues, imprevisible.





APUESTAS CONTRAPUESTAS.
Cada entrenador tomó sus riesgos y eso es aplaudible. Después de la batalla podríase fungir de generales y caer en el lugar común de decir que Ahmed acertó y Mosquera erró, pero eso sería mezquino. Así como Sheput fue desequilibrante con ese pase de Premier League a Calcaterra, el riesgo que significó desacomodar el fondo con Cazulo reubicado de back podría haber sido letal para Cristal en alguna entrada de Noronha y su buen juego al ras, por ejemplo. Y si eso hubiera ocurrido, más bien el riesgo de Mosquera de haber agotado sus tres cambios antes del suplementario habría sido enaltecido como gran acierto. No se puede, pues, desconocer el espíritu valeroso de ambos técnicos por jugársela en nombre de sus ansias de triunfo.

FINAL FANTASY.
Lo indudable, eso sí, fue que la final resultó una de las mejor jugadas en años. Son estos partidos que suelen ser emotivos, mas no vistosos; algo así como lo que se vio en Chiclayo en la ida con esos goles de última hora de Aurich que significaron el 2-2 final. Pero en la vuelta y sobre todo en Trujillo, los partidos rayaron en lo electrizante en dinámica y entrega: duelos de ida y vuelta, con ocasiones, con buen fútbol. Con jugadas memorables y golazos como el de Viza que ingresaran a la antología del fútbol peruano aun cuando, en ese caso puntual, tan tremenda chalaca no haya significado un título. El Descentralizado, pues, aun manoseado y lacerado con la terrible distorsión que introducen los torneos cortos, siempre deja espacio para la emoción.

Foto: José Salcedo / DeChalaca.com
 


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