Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comCon solo 20 años, Andy Polo ha pasado por tantas etapas como un veterano de 30. Esta no es sino la consecuencia del pobre nivel institucional que tiene el fútbol peruano y de la poca formalidad que lo rodea.


A menudo aparecen jugadores con niveles superlativos para el fútbol del cual emergen. En el caso del fútbol peruano esto no sucede con frecuencia, pero las pocas veces que sí sucede suelen sufrir consecuencias devastadoras por culpa del entorno en el que se forman. El caso paradigmático de los últimos años es Reimond Manco, quien pasó de ser uno de los mejores en un Mundial Sub-17 a una de las tantas perlas perdidas de nuestro fútbol. La conclusión es fácil de hallar. El fútbol es imagen de nuestra sociedad y, como sociedad subdesarrollada, aquel sufre de los mismos problemas que esta. Si pensamos en la actualidad, caso similar ha vivido Andy Polo, quien hoy cumple 20 años de edad pero parece haber vivido las experiencias de un jugador de la edad de Henry Quinteros.

Polo apareció como figura en Universitario antes de cumplir la mayoría de edad. Como jugador de un club económicamente devastado y que pasaba por una mala época futbolística, sufrió los perjuicios de ser el diamante en bruto que podía servir como una especie de salvavidas para su club. Polo tuvo que cargar la mochila de la crisis de un club que vio la oportunidad de explotar su activo en vez de protegerlo. De figura prometedora en Universitario pasó por un polémico traspaso a la Universidad San Martín, lo que lo alejó de las canchas por más tiempo del que un jugador en formación debería pasar.

Andy Polo apareció con una solución ofensiva para el fútbol peruano. Sin embargo, la presión fue insostenible (Foto: archivo DeChalaca.com)

Luego de bastante tiempo especulando millonarios pases al fútbol europeo, Polo llegó a las instalaciones de uno de los clubes más grandes de Italia: Internazionale de Milán. Duró poco en el equipo y no pudo competir con jugadores que habían tenido una formación mucho más nutritiva que la que obtuvo en el Perú. A este tiempo, Polo ya había jugado un sudamericano Sub-20 con un equipo que se quedó en el hexagonal final pero que demostró mayor cohesión que la selección adulta y dejó claro que hay un entorno de jóvenes con potencial.

Tuvo que regresar, finalmente, a una liga menos competitiva que la italiana pero de acorde a su realidad. En julio el Inter vendió la mitad de su pase al Millonarios de Colombia, equipo donde ha tenido participación e inclusive un par de goles. En toda esta travesía que suele ser experiencia de veteranos, Polo recién lleva 20 años. Estamos hablando, entonces, de un jugador al que no solo le quedan unos quince años de carrera, sino que a pesar de todo aún no se ha consolidado.

El fútbol de Colombia le permite a Andy Polo recuperar algo de su nivel (Foto: Reuters)

Andy Polo es víctima del fútbol peruano. El pobre nivel institucional y la poca formalidad de nuestro fútbol son los factores que más afectan a los jugadores en desarrollo. Por culpa de ello, el profesionalismo de los jóvenes talentos se ve seriamente afectado y su formación suele quedarse a medias. Siempre nos preguntamos por qué la mayoría de jugadores que emigran terminan regresando. La respuesta no es tan complicada. El entorno en el que se forman los jugadores, como personas y como futbolistas, es precario por decir lo menos. La realidad que se enfrentan fuera de este medio da miedo porque carecen de las herramientas para afrontarlo. Los Pizarro y los Farfán son excepciones a la regla de que el jugador peruano se intoxica en un medio en el que más atención se le presta a las salidas nocturnas, a las vedettes y a la farándula. No hay que citar nombres para saber de qué estamos hablando.

Por suerte para Polo, aún está a tiempo. Está a tiempo de distinguir lo importante de lo irrelevante, de decidir si quiere triunfar o si quiere fracasar en el fútbol, donde el fracaso no estaría en ser un jugador más de este medio sino en escoger un camino que lo aleje de un futuro próspero que puede alcanzar. Es cuestión de disciplina, pero también de recibir el apoyo para madurar. El fútbol peruano representa un riesgo gigante para cualquier joven talento en formación. Se les expone a un entorno dañino antes que asistirlos en cada etapa que atraviesan. Son muchas las víctimas que ha cobrado el fútbol peruano y ya va siendo hora de ponerle un pare. No queremos más Mancos. Queremos desarrollo.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: archivo DeChalaca.com, Reuters



Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy