Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLas frases altisonantes y las actitudes exageradas de Roberto Mosquera muchas veces ocultan su verdadera capacidad como técnico. El DT del campeón del Apertura ha demostrado sus virtudes en los últimos cinco años. ¿Cuánto techo le queda?


Roberto Mosquera tenía esa sed de revancha. Salvo en la Comisión de Fútbol de Cristal, en el entorno del fútbol peruano siempre se entendió la salida del DT como un error en tienda celeste. Con sus probados números, definitivamente iba a encontrar trabajo más temprano que tarde. Su oportunidad le llegó de la mano de uno de los dirigentes más contradictorios y complejos del fútbol peruano: Edwin Oviedo. El presidente chiclayano invierte en su club y quiere lo mejor para él, pero sus arrebatos a lo Roman Abramovich han generado más de un despido desde el regreso de Juan Aurich a Primera. Dos personalidades complicadas se juntaban en la ‘Ciudad de la Amistad’. Todo salió mejor de lo esperado.

Es difícil que uno pueda leer artículos llenos de elogios a Roberto Mosquera y su trabajo. No encaja en el perfil del peruano al que todos quieren ver ganar. No cuenta con esa aura humilde de la persona poco consciente de sus capacidades pero que con “esfuerzo y dedicación” ha sido capaz de salir adelante. No: el más grande promotor y alabador del trabajo de Roberto Mosquera es Roberto Mosquera. Él conoce lo que puede hacer, sabe muy bien lo que es capaz de lograr. Y eso en el medio molesta, incomoda, genera anticuerpos.
Haber apostado por jugadores como Estrada le dieron respuesta a Mosquera (Foto: diario La Industria de Chiclayo)
Más fácil es que te caiga bien ‘Petróleo’ García con su sonrisa bonachona y sus escuetas, pero directas declaraciones. Mosquera es el terror del periodista monotemático y circular. Ante un hombre que sabe hablar tan bien, suelen intimidarse que acostumbran a mirar por encima del hombre a quien tienen al frente. Hinchas incondicionales no tiene Mosquera.

Y es esa característica innata de Mosquera la misma que le pone baches en el camino. Esa soberbia suya termina tapando el hecho que debe ser el técnico con mejor porcentaje de puntos conseguidos en los últimos cinco años en el Perú. El “jardín anímico” o la “contentura” terminan ocultando que el DT del campeón del Apertura ha logrado imponer su estilo en cada uno de sus equipos, tarea titánica en este medio irregular y malagradecido. Mosquera no es un genio, pero ha demostrado estar varios peldaños más arriba que la mayoría de los colegas con los que tiene que competir año a año.
Mosquera podrá decir que fue campeón otra vez (Foto: prensa Juan Aurich)
Con el análisis anterior cabe la pregunta final. ¿Está para algo más grande Mosquera? Probablemente a nivel de clubes, mas no algo más grande. Tiene plantel y tiempo con Aurich para resarcir sus errores de la Libertadores 2013, pero un club peruano está lejísimos de volver a ganar un torneo internacional. Quizá competir sea el límite. ¿En la selección? Menos. Muchos no lo quieren. No solo la prensa, los propios jugadores. Su soberbia enturbia algunas relaciones y el 6-0 ante el País Vasco en diciembre no fue casualidad. Es improbable que vuelva a contar con otra oportunidad con la blanquirroja. Al menos no en el corto plazo.

Mosquera sabía que merecía su revancha. Por eso mandó ese golpe encaletado en una frase hacia la dirigencia de Cristal. Ahí extrañan a Mosquera el técnico, quizá no a la persona en general. El actual campeón del Apertura es un caso extraño y probablemente único en este país: una persona alabada por sus acciones, pero traicionada por sus palabras. 

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: diario La Industria de Chiclayo, prersa Juan Aurich

 

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