Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comLa sorpresa en el Mundial fue Costa Rica. Una selección de la que nadie esperaba mucho, dejó una gran lección y mucho por valorar. Hizo su historia y marcó la de Brasil 2014.

 

La historia de David versus Goliat encanta. Contagia esperanza. Fortalece la idea de que nada es imposible. Esta fue la de Costa Rica en Brasil 2014. Nadie dio una moneda por la selección tica, menos en un grupo con tres campeones del mundo. Sí podíamos observar un desarrollo interesante en su fútbol local, vía su exportación, sus selecciones menores y la estructura de sus clubes importantes. Reflejos de su sociedad futbolística. Había un crecimiento luego de tres mundiales disputados, pero no lo suficiente para esperar que sea puntero con categoría frente a selecciones que suman 7 Copas del Mundo.

Pinto pintó Costa Rica

Jorge Luis Pinto alcanzó su mayor logro como técnico en Brasil donde condujo a los 'Ticos' hacia su mejor campaña en los mundiales (Foto: AFP)Quien escribe tiene en la memoria una imagen particular de Jorge Luis Pinto: una foto noventera con el cuadro de un equipo que lo hizo conocido en Perú y al cual él le devolvió una copa tras 19 años sin títulos. Ese fue Alianza Lima. Pinto llegó con una disciplina que a aquel futbolista peruano le costaba -aún le cuesta- y métodos necesarios para asegurar el compromiso de su plantel fuera de la cancha. Tuvo éxito. ¿Por qué hablar de Pinto en Alianza casi 17 años después? Porque en nuestro medio, el colombiano demostró que no creía ni cree en limitaciones. Que con compromiso, decisiones claves e inteligencia puede quebrarse cualquier barrera que impida buscar con las mejores herramientas el éxito deportivo. Porque trabajar mucho puede hacerlo cualquiera, pero trabajar bien, ser consecuente y tomar decisiones inteligentes para cambiar o revolucionar, eso no lo hace cualquiera. Pinto, entonces, pintó también a esta Costa Rica.

Respetó todo lo que estaba a su alrededor tanto como al equipo que dirigía. Respetar no es temer. Rivales, jerarquía individual, peso de la camiseta y los escenarios que podían presentarse eran tomados en cuenta para desarrollar las condiciones de su equipo. Jorge Luis Pinto hizo que Campbell, Ruiz, Bolaños, Gamboa, Borges, entre otros, no condicionen sus capacidades y, por el contrario, las exploten al máximo en el juego. Así encontró solidez en su once, desde la fortaleza de sus futbolistas. Pinto, además, fue acompañado por Gavelo Conejo y Paulo César Wanchope, dos históricos mundialistas que no estuvieron de paso por los mundiales sino resaltaron con goles y grandes momentos. A eso fue Costa Rica, para eso la preparó Pinto.

De costa a costa

Costa Rica cuenta con jugadores que ya son una realidad a nivel internacional, tal como con Joel Campbell (Foto: AFP)Para la escena mundialista, Costa Rica llegaba con dos bajas importantes. Alvaro Saborio, el 9 titular y uno de los referentes de la selección, además, Bryan Oviedo, lateral zurdo de Everton de Inglaterra. Dos hombres fijos en los once iniciales de Pinto, que quizás le habrían dado un protagonismo mayor a Joel Campbell, menos 9 y más extremo. Quizás al mismo Bryan Ruiz. Pero aun con esas bajas, Costa Rica desplegó un fútbol ambicioso línea por línea. Desde Keylor Navas, el héroe del Mundial. Salvador de los buenos y malos momentos de su equipo. Seguimos por Joel Campbell, la joya por pulir, el chico que jugó como grande, como uno que juega su segundo Mundial, con categoría y desparpajo, a lo Bolaños, quien sí repetía Mundial desde 2006 y fue el socio de Bryan Ruiz, el hombre que dirigía la orquesta, que descargaba con inteligencia y precisión de reloj suizo. Por fuera, con criterio y decisión, pasaban Diaz y, sobre todo, Gamboa. Un lateral derecho impecable con condiciones para labores ofensivas y defensivas, fue de lo mejor del Mundial en su zona.

Quienes tenían un trabajo más obrero pero destacado en los detalles, fueron los puntuales medios interiores Tejeda y Borges. Ocuparon una gran porción del campo en sus movimientos. Hicieron que la superioridad numérica para recuperar el balón sea la clave de Costa Rica. Ellos delante de una línea de tres que destacó, anticipando e imponiéndose en el uno contra uno, también resistiendo en sus últimos minutos del Mundial frente a Holanda. Umaña, González y Acosta, tres zagueros hechos para línea de tres. González y Acosta con buenas salidas para relevar la espalda de sus laterales. Umaña como Mariscal para tener la última decisión. Una selección, en suma, que tenía a sus once contados más un jugador número doce. Randall Brenes, el cambio para sorprender de Pinto. El ingreso del 14 de Costa Rica logró el 3-1 ante Uruguay e intentó el gol de la clasificación sobre el final ante Holanda. Algo que refleja la intención de Costa Rica en el Mundial. Un estilo atrevido, desprendido y que no guardaba nada. Qué mejor oportunidad para brillar que en un Mundial.

Impacto tico

El arco de Costa Rica ganó una nueva figura en Keylor Navas, el ahora rankeado portero que varios grandes clubes de Europa pretenden para incorporarlo en sus filas (Foto: AP)En esta época en la que suele ganar la valoración de lo individual sobre lo colectivo, en la que la jerarquía de un equipo se mide por cuántos millones acumula el plantel y no por lo que alcanza y desarrolla como conjunto, en un contexto así, Costa Rica sobresale como la expresión más fiel y potente en el Mundial al rescate de lo esencial de este juego: el equipo. Con uno de los planteles más baratos del torneo, el cuadro tico fue una de las mejores expresiones colectivas del torneo. Se habla de Keylor Navas, Bryan Ruiz y Joel Campbell, pero se empieza hablando de Costa Rica.

Un equipo que es chico pero no se supo así. Sin el miedo a perder que tuvieron selecciones mucho más grandes, sin complejos y con mucha ambición, señala un rumbo para aquellas selecciones que son miradas bajo el hombro, les da un mensaje. La gloria no se alcanza con miedo a perder, las limitaciones no las rompe el que se siente menos, sino el que va por más. Lo hizo Costa Rica que fue a buscar hacer su propia historia, dejando en el camino a tres campeones. Venció con autoridad en la cancha. Ganó en su grupo. No miró nunca con desprecio el arco contrario ante Grecia y Holanda, lo pudo ganar hasta el final pese a verse superado. Se fue con el pecho inflado porque no dejó de intentar ni en la adversidad. Ser realista no es vivir limitado.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: AFP, AP

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