Foto: Luis Chacón / DeChalaca.comAlianza se quedó con el Torneo del Inca tras la final más emotiva y memorable en años en el fútbol peruano. El 3-3 entre los íntimos y la San Martín rayó en lo pleno: golazos, penales, remontada, tantos al hilo, una roja discutida -y clave- y a Sanguinetti y Uribe invirtiendo roles.

 

¿Quieres ver más fotos del partido? Entra a la galería en el Facebook de DeChalaca

 

El Torneo más cuestionado, por formato y relevancia, en muchos años en el fútbol peruano, tuvo la final más emocionante e inolvidable de la que pueda escribirse también en muchos años. Expónganse argumentos al respecto.

POR LOS GOLAZOS. Hubo dos excepcionales. Primero el de Silva en combinación con Marinelli: una pared de fútbol, larga y pensada, y no de fulbito como las que suelen verse por aquí. Un tiki taka de la férula más profunda del Uribe tocador de los tiempos en que era dirigido por Tim, que terminó adentro con precisión y puso a Alianza contra las cuerdas. Y luego, el de Aparicio: un disparo en primera inusitado, poco visible también al menos en filas íntimas. Hizo rememorar el disparo de Quinteros en el Clausura 2003 contra Universitario, pero podría decirse que fue incluso mejor por la espectacularidad de la acrobacia para conectar el disparo. Koichi, a la uruguaya y mucho más uruguayamente que todos los uruguayos que lo acompañaban, levantó un muerto a siete minutos de dárselo por cadáver.

POR LOS PUNTOS DE QUIEBRE. Primero el penal bien cobrado por Carrillo: falta clarísima de Roberto Guizasola a Perea que el mismo colombiano, con desenfado y clase, rubricó como el 1-0. Luego la lesión de Marinelli, quien era el mejor y más desequilibrante del campo hasta ese momento (34'); lo reemplazó Hinostroza, quien lo hizo bien pero no igual. Y después, la roja a Perea: el reglamento dice que alzar los brazos y buscar pegar vale lo mismo se dé o no el golpe. El '9' santo se había ganado ya una amarilla tonta y esta vez Carrillo, para muchos exageradamente pero para quienes lo vimos frente a frente en el Grau con adecuación a las normas, no titubeó en mostrarle otra. Esa jugada, más que cualquiera otra en los 120 minutos, cambió el partido.
La emoción se mantuvo hasta el final en el Callao, pese a que Alianza volteó el marcador, pues Benjamín Ubierna salvó el empate para la San Martín (Foto: Luis Chacón / DeChalaca.com)
POR LA INVERSIÓN DE ESTILOS. Lo cambió porque Uribe, en el café del vestuario, decidió olvidarse de lucimientos y apostar todo por conservar una ventaja de forma de que no le sucediera lo que le ocurrió ante Universitario hace dos semanas y media. Lo increíble es que acabó pasándole exactamente lo mismo pese a que jugó completamente de otro modo: abroquelándose atrás como pudiera, rechazando balones de modo rústico y reubicando a Fernández como quinto defensa para acabar con Raziel García -así como lo lee, lo escuchó y lo vio- de único punta. A la par, Sanguinetti se la jugó de vuelta por el doble punta con el ingreso de Montes; pero no fue sino hasta que le dio libertad a Ponce, su último ingresante, para aplicar cuotas de fantasía con balón a ras del piso que logró tocar el área alba. En primer término fue con Míguez y un tiro a la base del poste, y luego con la jugada de toques que acabó con cuatro hombres en posición de gol en la agonía y Guevgeozián enviándola al fondo.

POR LA REMONTADA ÍNTIMA. Que fue electrizante. Esos siete minutos entre el gol de Aparicio y el silbatazo final que acabaron siendo once fueron de lo más vibrante que se recuerde en una definición en el medio. No solo por la avalancha blanquiazul, sino porque San Martín también respondió con un par de contragolpes que le ofrecieron vértigo al partido. Y la coronación a tal prólogo al infarto fue el disparo al palo de Guevgeozián que a punto estuvo de sellar un 2-3 en tiempo reglamentario que la historia habría ponderado incluso para más espacio que el que ya tiene que reservarle a esta final.

POR LOS GOLES AL HILO DEL SUPLEMENTARIO. Otro momento top de la noche, que comenzó con el cabezazo de Montes y una revancha personal esperada: jamás había anotado con Alianza, ni en su primera etapa (2002 a 2004) ni en la actual, y mírese cuándo lo vino a hacer. No pasó ni una jugada desde que la pelota salió del medio y Ubierna, a juicio de quien escribe el mejor del campo -respetándose la elección que Aldo Ramírez hace de Guevgeozián como figura del partido en La Ficha-, le pegó un fierrazo con bote que complicó a Heredia. Toma y daca: 3-3 para los libros.
Alianza acabó mejor el partido siendo efectivo en la tanda de penales, en la que pudo cerrar un buen inicio de temporada dentro de un nuevo proyecto con Guillermo Sanguinetti (Foto: Luis Chacón / DeChalaca.com)
POR LAS ACTUACIONES INDIVIDUALES. La de Ubierna, está dicho, promete un jugador en vías de consolidación. Como lo es Pedro Gallese, magnífico para intervenir en el arco albo y muralla segura, con sobriedad de arquero maduro -a pesar de sus 24 años- para no saltar ni volar cuando no es necesario. Y ciertamente, en el lado íntimo, lo de Aparicio y Guevgeozián anotando semilesionados quedará en la retina de sus hinchas.

POR LOS PENALES. Que a muchos no les convencen -suscríbase- por lo azarosos, pero que emocionan como pocos otros elementos del fútbol. Y si se trata de no dejar nada a la suerte, pues vale aplaudir el esfuerzo estudioso de Heredia por tener un papelito con las direcciones a las cuales podía ejecutar cada jugador de la San Martín. Mérito para el portero íntimo, pues cuatro de los ejecutores habituales de penales en el cuadro de Santa Anita no estaban en el campo: Montaño, Perea, Silva y Marinelli. Así, a punta de chanque, Heredia -de partido algo flojo- terminó tapando el penal que no pudo atajar Gallese -de sensacional partido-; ironías de la vida, del fútbol, de las finales. Un exaliancista, Fernández, fue el único que marró; y uno bien aliancista, el armenio Guevgeozián, selló un momento insuperable en su contexto personal. Hoy, su colita es parte de la identidad íntima, de la alegría de un equipo grande que llevaba mucho tiempo sin ganar algo y que ahora, con el uruguayo de nacimiento como figura, acabó legitimando un estilo uruguayo.

Fotos: Luis Chacón y Miguel Koo Vargas / DeChalaca.com

Leer más...

La Ficha y La Pizarra

Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy