La Segunda que el Perú necesita
La posición de DeChalaca es conocida por sus lectores: para llegar a la Primera División debe existir una única vía de ascenso y esta debe ser la Segunda. La Copa Perú no debe desaparecer, pero tampoco debe dar un cupo a la máxima categoría, sino a la Segunda (funcionando como una especie de Tercera División). En otras palabras: nuestra posición coincide con la reforma de ascenso que, en la resolución 008-FPF, Manuel Burga firmó, pero que se niega a aplicar.
Cuando se propone una idea, nunca sobran las precisiones. Así que DeChalaca, a continuación, explica en detalle por qué la Segunda debe ser el único camino de acceso a Primera y, de paso, disiente con algunas de las opiniones que rodean el entorno; sobre todo, los vapuleos constantes que ha recibido la Segunda de este año.
La Segunda 2013 no ha sido una vergüenza. La depuración no es negativa, es positiva. Algunos comentaristas, incluso los más serios, sostienen que la salida, sobre la marcha, de equipos como Áncash o Alianza Cristiana, tornaron impresentable este torneo. Nosotros creemos que la interpretación debería ser al revés: constituyó una mejora. A nadie, claro está, le gusta que existan trastornos de este tipo en un campeonato. Sin embargo, en un fútbol de estructuras precarias, como el nuestro, la Segunda debe funcionar como una transición hacia el profesionalismo. Las expulsiones de la Segunda son beneficiosas, pues la cierran el paso a los equipos informales, deudores o incapaces de solventar una campaña. En ese sentido, la Segunda cumplió su tarea.
La crítica, más bien, debería enfocarse por los filtros de principio de año, aunque en 2013 fueron mejores y más estrictos que antes. Los casos de irresponsabilidad fueron puntuales: Áncash fue aceptado por las triquiñuelas de siempre de su presidente y a Alianza Cristiana lo sorprendió, a medio camino, un lío interno entre directivas (que tampoco es excusa ni atenuante).
Por el contrario, la Copa Perú, al conservar un cupo a Primera, acentúa la informalidad del sistema. Permite, por ejemplo, que esos mismos clubes expulsados de la Segunda por malas prácticas dirigenciales, se reenganchen con máscaras y que, incluso, borren sus deudas antiguas. Aquí expusimos la forma maquiavélica con que opera este sistema, a través de casos como CNI, Áncash y Bolognesi.
Si la Copa Perú no tuviera el cupo a Primera, este tipo de ambiciones quedarían contenidas. Perder la categoría en Segunda sería un drama para esos clubes y no, como ahora, casi una bendición.
Mejoras en la Segunda, quedan muchas por hacer. Una de ellas tiene que ver con los pasajes. En 2013, se trabajó de esta manera: con los derechos de participación que pagó cada club antes del arranque, se formó una bolsa que costeó, por adelantado, los viajes del año. Esto resultó muy positivo: los clubes pudieron movilizarse hasta fin del campeonato sin problemas. El defecto es que a clubes alejados o periféricos, como San Alejandro, Alianza Cristiana o Ugarte, se les cobró más. Estas desproporciones, por criterios geográficos, sí deben anularse. Los pagos por los viajes deben ser equitativos entre todos, no solo por justicia, sino porque es un criterio más para medir la capacidad de un club para solventarse. En simultáneo, debe eliminarse el tema geográfico como escapatoria de algunos equipos que, tras descender de Primera, prefieren jugar la Etapa Regional de la Copa Perú y no la Segunda (p.e.: CNI). Por supuesto, las plazas deben ser ciudades y estadios que sean accesibles (no escenarios a los que se deba llegar en canoa, por ejemplo).
Desde luego, la pregunta que queda picando contra nosotros es la siguiente: Si la Segunda es tan buena, ¿por qué a los campeones de la Copa Perú, como Real Garcilaso, les va mejor en Primera? Pues hay un detalle sustancial que se olvida: los campeones de Copa Perú suelen llegar al Descentralizado con una amplia ventaja económica sobre los que ya estaban en Primera o los que suben desde la Segunda. Porque en la Copa Perú no existe obligación de pagar doce sueldos, impuestos, AFP, etc., en un año, como sí lo hacen quienes están en el fútbol profesional (Primera y Segunda). Por lo general, solo se costean premios por los 30 partidos ganados por ascender; pero, siendo la Copa Perú un torneo amateur, la obligación no existe y, por ello, es un incentivo algo perverso. El campeón del ‘fútbol macho’, en consecuencia, llega con mucha caja a Primera División.
Equipos como Real Garcilaso, tarde o temprano, iban a llegar a Primera si antes pasaban por la Segunda, como ocurrió con Pacífico y como acaba de ocurrir con Caimanes (semifinalistas de la Copa Perú 2011). Este camino, a la larga, sería más beneficioso, pues mejora el camino de la institucionalización.
La Segunda facilitará que los clubes maduren como instituciones: que se acostumbren a pagar sueldos y a cumplir con los requisitos que demanda la alta competencia. Es un filtro para capitales de corto plazo: fuerza a que las inversiones se extiendan en el tiempo y no respondan a un momento o al entusiasmo de un mecenas. Sport Huancayo, León de Huánuco y Unión Comercio, otros coperos recientes, también clasificaron a torneos internacionales, aunque sin destacar. ¿Por qué? Porque a sus mecenas, por lo general, les interesa recuperar su inversión a través del pago por participación que realiza la CSF. Hasta allí se limita la ambición deportiva, que es también un límite tácito a una institucionalidad que queda a medio camino.
Nadie pide la desaparición de la Copa Perú. Es un torneo tradicional y parte neurálgica de nuestro fútbol, con sus virtudes y defectos. Pero los tiempos cambian y es necesario avanzar y reformularla. Lo primero es librarse de la absurda idea de que 21 mil equipos (el equipo de tu barrio) puede llegar a Primera; esa era la Copa Perú de los setenta. Actualmente, los candidatos no pasan de diez entre esos 21 mil. No puede seguir dando ascenso a Primera; tiene que dar ascenso a la Segunda, como forma de demostrar que un club realmente apuesta a mediano y largo plazo.
Mientras la Copa Perú otorgue ascenso directo, sin embargo, los clubes no apostarán por la Segunda y esta no podrá superar las debilidades que enfrenta. Debe existir un solo camino de ascenso, como en cualquier fútbol civilizado. Y debe encontrarse la fórmula de separar a los cincuenta clubes semi-profesionales que tiene la Copa Perú de los otros 20,950 que sí son netamente amateur.
Esta es la base sobre la cual debe reformarse el ascenso en el Perú. Se cumplirá el día en que Manuel Burga reduzca el cálculo político y le tenga algún respeto a su firma.
Leer más en DeChalaca sobre las resoluciones que Manuel Burga firmó y se niega a aplicar:
- Al fin te hiciste una… (agosto de 2009)
- Año nuevo, ¿burla nueva? (enero de 2010)
- Las derrotas que a nadie indignan (octubre de 2012)
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Panorama Huaraz, Davidson Arce / DeChalaca.com, diario La Industria de Chiclayo
escrito por lolo de caujul , October 23, 2013
escrito por Tomás Acha , October 25, 2013
escrito por LARRY CAPIEZA DE G. , October 26, 2013
escrito por mencheli , October 27, 2013