Perú en el Sudamericano Sub-20 2011: Teorías subdesarrolladas
De todas las excusas de la eliminación peruana en el Sudamericano Sub-20, la función táctica es la más volátil de todas. Esto, en el sentido de que se pudo haber solucionado durante el transcurso del certamen. Acá, un análisis del atropello a la lógica de las formaciones.
Con tres atrás, alguna vez con cuatro, línea en el medio, tridente arriba, solo uno adelante. Perú cambió, probó y volvió a probar rotando durante el Sudamericano Sub-20 tres tácticas establecidas. Igualmente, de las tres variantes usadas en el campeonato, ninguna llegó a cuajar perfectamente en el resultado pues la lista de convocados quedó algo limitada.
Se puede hablar de tácticas para la altura, para el anfitrión o para una selección con perfil bajo, pero cualquiera de todas incluye un delantero y, ciertamente, no uno improvisado, como fue el caso de la blanquirroja. Así como este detalle, la selección peruana tuvo varios desbarajustes en todos los sectores del terreno de juego; razón suficiente para desgranarlo en las siguientes líneas.
Suicidios estratégicos
Desde elegir Arequipa como la cancha donde Perú efectuaría sus partidos como local, sabiendo que para la gran mayoría de jugadores su hábitat es el llano, o por lo menos no enfatizar en convocar jóvenes que sí estén acostumbrados a ello, empezó a meterse autogoles la selección. Lo cierto es que el 16 de enero, Perú saltó a la cancha con un 3-línea-3, contra un Chile que, con su victoria, hizo que la moral de la blanquirroja se cayera en picada.
Ferrín mandó al primer partido a Ulloa, haciéndole pagar los platos rotos a Cáceda por los dos goles que recibió ante Chile en el amistoso, uno de claro error suyo al ser olímpico, y el otro influenciado por sus improvisados saques de meta. Sin embargo, el arquero de CNI estuvo horrible y pudo hacer mucho más en los goles mapochos, claro está que su zaga de tres no fue el complemento perfecto. Ferrín también se equivocó en los cambios, y por ejemplo ante Chile sacó a Donayre, uno de los más lúcidos para meter a Bazán como un revulsivo atacante.
Y, como se veía viendo en los amistosos, la defensa pecaba en marca y desorden por lo que cerrarse con tres era demasiado arriesgado. Chile, para el complemento, cambió a cuatro y se mostró mucho más lúcido físicamente. Arriba, Ferrín buscaba la quimba e insistía con meter a Carrillo de centrodelantero, cuando la ‘Culebra’ rinde más viniendo de atrás o a los costados, y ello ocasiona que el mismo se desordene por inercia.
El juego de Perú, pues, era una constante de improvisaciones e individualidades: abajo todos corrían detrás de la pelota, y arriba todos buscaban llevarse la mayor cantidad de jugadores posibles y marcar su gol.
Con la moral por los suelos, tocaba enfrentarse a Argentina, el más poderoso del grupo. Las variantes en el once fueron nominales pues se repitió la misma táctica: apenas entró Bazán de arranque por Noronha, y Torrejón, el más nervioso del campeonato. Además, dio paso a Zapata quien en realidad cumple funciones más defensivas que de volante por la izquierda. Los albicelestes pese al claro favoritismo igual jugaron con cuatro en defensa y dejaron a un habilidoso arriba -Rogelio Funes Mori- para dar donde duele a los zagueros nacionales.
¿El resultado? Por cosas del partido, Perú se encontraba empatado a uno, con un jugador más a los 76’, y llevado por sus ansías en busca del segundo más que en asegurar el empate, que a la postre hubiera sido el resultado clave para pasar al Hexagonal. Por afanarse y buscar la victoria, el desorden fue notable, y poco antes del final, la efectividad gaucha empezó a matar las esperanzas en una jugada que los zagueros marcaban de espaldas.
Los suplentes se vuelven titulares
Contra Venezuela, y con varios días de descanso al lomo, lo único factible era la victoria. Y Perú arrancó bien. Por fin, con cuatro atrás, con Ascues de volante, cuando en los dos encuentros anteriores había sido zaguero, y con Zapata de lateral. En el arco, los bloopers de Ulloa propiciaron la entrada de Cáceda, una de los más regulares en los últimos dos partidos, con actitud e importantes atajadas. Y arriba, nuevamente Carrillo solo en punta. Hasta el gol de Noronha todo fue de Perú, pero después empezó a confiarse: el festejo del volante del CNI es un ejemplo claro al celebrarlo como si ya estuviera en el Mundial, y Venezuela entonces empezó a tener claras como un disparo al larguero. Nuevamente probó con Torrejón, y también con Ubierna, ambos displicentes y sin clara experiencia en su historial.
De tanto encarar, Venezuela nos empató y nos pudo ganar pues asombrosamente desde el 55’ más o menos, la blanquirroja apenas podía aguantar el físico. Los calambres, los pedidos de cambio eran una constante, simplemente por no saber marcar tiempos y rendirse ante las ansías de correr todos a cualquier lado.
Ya con las esperanzas dilapidadas, ante Uruguay se volvió a la zaga de tres, pero esta vez con Bosmediano como grata novedad, así como la confirmación de Cáceda como uno de los destacados. Ojeda era un referente en el medio, y arriba Arroé tuvo su primera oportunidad desde el vamos. Perú, sin presión, sin portadas que lo hagan famoso, ganó el encuentro pero quedó eliminado. Uruguay estuvo atento simplemente a que los cuatro goles no se acercasen pues Machado nunca fue tan efectivo como Federico Rodríguez.
Al final, jugadores como Cáceda, Bosmediano, Morales o el mismo Arroé dieron más oxigeno y solidez al once nacional que sus teóricos titulares. Ferrín encontró el once en el Torneo, y murió en su honor de jugar sin nueves.
¿Culpa del poco tiempo?
Como es sabido, Gustavo Ferrín empezó a trabajar con unos ocho meses de antelación, y es repetitivo comentar que la falta de rodaje no empezó ahora, sino que tuvo que ser aplicada desde categorías mucho más inferiores. Es clara la diferencia entre jugadores con partidos encima, sobre todo en Primera, como Christian Cueva o Alexander Callens, con apenas debutantes en esta categoría, como ocurrió con Claudio Torrejón o Benjamín Ubierna.
Y, obviamente, era un crimen pensar que los amistosos que tuvo de preparación iban a ejemplificar el nivel con el que se encontraron en el Sudamericano. Las selecciones salen a matar, a dar el 100% por una clasificación al Mundial que les sirva para conseguir un contrato mejor o un guiño a la selección mayor.
El mejor ataque es con delanteros
Mal que bien, Perú jugó varios amistosos y a más de uno sorprendió la
limitada lista del uruguayo, sobre todo en materia ofensiva. Chicos
como Héctor Cruz, Francesco Recalde, o Joyce Conde fueron excluidos de
la misma. Nadie sabría decir que con estos jugadores, quizá la historia
podría haber sido distinta; sin embargo, estaban más familiarizados con
el tema de la efectividad, virtud que en Perú estuvo cerca de la
extinción pues apenas marcó cuatro goles en sendos encuentros y jamás,
en sus cuatro partidos, empleó a un delantero neto.
Conde, quien en 2009 llegó a jugar hasta 12 partidos con la camiseta
de Universitario -incluso marcando un gol-, y un partido más este año,
era una alternativa real. Recalde, goleador del Torneo de Reservas, y
con cuatro partidos en Primera, era otra posibilidad más tangible, así
como la opción de Cruz, con bastante formación en Cristal, o Alejandro
Ramírez, otra de las estrellas del Vallejo campeón. Hasta Diago
Portugal, goleador compartido del mismo torneo con 14 dianas. ¿Para qué
se crea un Torneo de Reservas, si al final no se va a disponer de los
jugadores que sobresalen?
¿Futuro alentador?
En teoría, la base de esta selección debe ser la que empiece a jugar las eliminatorias para Rusia 2018 y hasta Qatar 2022. Jugadores más, jugadores menos, lo único que queda es secarse las lágrimas y seguir para adelante. No se le culpa a los jugadores; se sabe hasta el hartazgo que es un problema de formación, de falta de rodaje, de no improvisar posiciones y no buscar riesgos innecesarios.
Si se crea un Torneo de Reservas, pues esta debería fomentar la participación de jugadores Sub-20, mínimo seis en cancha, y que los que sobresalgan sean empleados en los procesos venideros.
Ferrin ya renunció, detalle que fue corroborado antes del partido contra su país. El tema no es echarle la culpa a él, quien pese a sus cambios e innovaciones apenas conocía al grupo ocho meses atrás. Podría influir el tema dirigencial de contratar un entrenador de menores, pero como también sucede con la selección mayor, no hay la cantidad correcta de amistosos concretados. Y aquí dejó de desarrollar la teoría: la práctica es el único complemento.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Fotos: diario La Voz de Arequipa, AP, Reuters, clubucvdtrujillo.blogspot.com, deportes.orange.es
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EL PERIODISMO DEBE CUBRIR LOS CAMPEONATOS DE MENORES Y LOS AFICIONADOS DEBEN ASISTIR MASIVAMENTE A LOS MISMOS PARA QUE LOS DIRIGENTES SIENTAN LA PRESION DE REALIZAR UN TRABAJO SERIO Y LOS SPONSORS DEBEN CONDICIONAR SU APOYO A QUE LOS CLUBES REALICEN UNA INVERSION SERIA Y RESPONSABLE EN MENORES.
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