Foto: AFPBayern y PSG dieron un recital de fútbol, pero pese a que los flashes se los lleven los de arriba, su poder nace en la volante central.

 

Bayern jugó tal vez su mejor encuentro en lo que va de la temporada en el Etihad Stadium. Desapareció al Manchester City durante el primer tiempo merced a la posesión del balón y a la presión constante. Pero, si bien la atención se la llevaron Ribéry, Robben y Müller, la verdad es que la fuerza bávara surge en su volante, en donde se alzó de gran manera el capitán, Phillip Lahm.

Ya consolidado como ancla, el ‘16’ entendió a la perfección su posición, apoyando en ataque y defensa, flanqueado de gran manera por dos cracks como Schweinsteiger y Kroos. A Lahm le va mejor ser el ancla que uno de quienes lo flanquean, quizás por la posibilidad de dirigir mejor al equipo. Misma situación debe sentir Motta, que en el Barca aprendió la importancia de esa posición. Pero son quienes lo flanquean los que más destacan en el conjunto parisino: Blaise Matuidi y Marco Verratti. El francés tiene más llegada al área y gol, y una gran visión y juego en corto. El italiano, quizás lo mejor que dejó Ancelotti en el PSG, es más de ayudar en la marca y de plegarse a las bandas también para ello.

Arriba están los nombres rutilantes, pero la fuerza y quienes le dan el primer punto para pensar que ambos equipos son candidatos, son sus volantes centrales.

Foto: AFP

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