Foto: APBayern ganó y PSG solo pudo empatar de local. Ambos agarraron hace algún tiempo la chapa de candidato, pero en esta jornada demostraron una faceta que puede jugarles en contra: el exceso de confianza ante rivales de menor fuste.

 

El exceso de confianza siempre tiene un lado perjudicial, pero muchas veces la jerarquía es suficiente. En esta jornada de Champions, hubo dos encuentros donde la superioridad (al menos en los previos) era más que abrumadora, por un lado aparecía el Bayern visitando Plzen, en un encuentro de mero trámite que pudo asegurar su pase a los octavos, igual situación se le presentó a PSG recibiendo al colero Anderlecht.

La primera parte de ambos partidos tuvo a un dominador, el esperado, pero la falta de efectividad y, en muchos pasajes, el letargo se apoderó del desarrollo. La magia de Ibrahimovic y Ribery no pasaba del conejo en el sombrero y poco se pudo hacer para revertir la historia.

Ya en la parte complementaria, el golpazo se dio en el Parc des Princes, cuando una acción trabajada terminó en el remate rasante de De Zeeuw. ¿0-1? Por increíble que parezca ese era el resultado en Paris; sin embargo, Zlatan Ibrahimovic (no podía ser otro) marcó el empate. Un tibio 1-1 que, por lo visto, será de esos lunares que veremos en la Champions, ya que el cuadro parisino no debería mayores problemas para volver a sumar de a tres y asegurar su presencia en octavos. Y bueno, en Plzen, luego de sufrir un mar de horrores defensivos y regalar pases en salida, el cuadro local no pudo mantener la solidez del primer tiempo, luego que Mandzukic salió desde el banquillo para marcar el 0-1.

Foto: AP

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