Foto: AFPBayern era amplio favorito pero no pudo vencer de visita y empató 1-1 con Manchester United, que hizo un planteamiento sacrificado, pero Guardiola con movimientos de ajedrez pudo vencer a la laboriosa defensa inglesa.

 

El equipo de Guardiola pagaba cuatro veces más que el de Moyes en las apuestas. La superioridad no era cuento, el campeón de la Bundesliga enfrentaba al sétimo de la Premier. No son sólo números, el United es un gigante en una de sus peores versiones, sino la peor. Bayern es otro titán y el más dominante en Europa. Fue, por ello, que Guardiola buscó demoler el equipo de Moyes, quien quiso evitar una debacle en el Old Trafford, una pesadilla en el teatro de los sueños. El muro de Manchester, pues, estaba listo para aguantar la intervención alemana.

Desde el saque, Moyes puso un 4-línea-2 con Danny Wellbeck y Wayne Rooney presionando la salida alemana, con un bloque de dos líneas detrás que se movía en aproximadamente 25 metros del alto de la cancha. ¿Iba a salirle a quitar la pelota en ese sector el equipo de Moyes? No. Esa foto de ambos equipos no pasó de los primeros minutos por una actitud normal del local de salir a buscar el partido.
El gol de Nemanja Vidic le permitió a Manchester United creer que la victoria era posible (Foto: AFP)
La foto era de un equipo, Manchester United, timorato, poco agresivo y esperando una acción individual o una pelota parada para sacar un resultado favorable. Al lado salía el titán Bayern Múnich con toda su maquinaria demoledora y alternativas en ataque, con un plantel amplio y consagrado, que apostaba por un juego interior y de paredes, donde Ribery y Robben sean los finalizadores buscando el juego de Muller de espaldas.

Finalmente, ese temor al error siempre tuvo en alerta al United. Por ello, una estrategia práctica en defensa es exitosa, por la convicción y sacrificio de los elementos. También jugó a favor del local tener a un rival que tardó en leer el libreto del rival, ya que, cabeza abajo mirando su guión, buscó abrir el marcador cayendo en la monotonía de un equipo que tiene un sinfín de herramientas. Esto entendió Guardiola en el entretiempo. Había que mover los cimientos de ese muro que no tiene secretos. Es un muro, no es flexible y todo lo rebota.
Bastian Schweinsteiger puso todo en su lugar en Old Trafford y ahora el vigente campeón de Europa busca reafirmar su mejor momento en el partido de vuelta (Foto: AFP)
A pesar de no hacer cambios en el mediotiempo, Pep Guardiola soltó a Schweinsteiger de la línea de tres interiores y tal cual lo hace Yaya Toure o lo hacia José Velásquez hace más de 30 años, rompió líneas, inventó espacios y círculo en corto para hacer temblar la pragmática defensa de Moyes. Fue así que en dos ocasiones Schweinsteiger generó peligro con un asistencia y un remate. Un jugador que en la primera etapa no influenciaba en ataque, terminó siendo el más peligroso gracias a una indicación, a una buena lectura. Ocurrió dos veces y Moyes no lo leía. No sobraba nadie a esperar las trepadas del volante alemán, ni salían a tomarlo. Era hombre libre: la preocupación estaba en Ribery y Robben.

Faltaba el último movimiento, el jaque estaba en elaboración y Moyes no lo veía venir. Entonces, Guardiola envió a Mario Mandzukic, experto del área, donde es un arte encontrar tiempo y espacio. El croata encontró ambos y sirvió para Schweinsteiger que con un izquierdazo empató partido. El jaque estaba hecho. El 1-1 le da la clasificación al Bayern Múnich y ahora David Moyes es quien tiene que mover sus fichas. Tiene que pasar de ser un equipo maniatado y dependiente por sus limitaciones tácticas, a ser un equipo que tendrá que dejar de lado su pragmatismo defensivo para elaborar un plan y revertir el jaque de Guardiola en el Old Trafford. ¿Cómo hacerlo después de lo mostrado? Good luck.

Fotos: AFP

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